Desde que en 1870, los tablaceños encabezados por el presbítero
Leoncio Villa iniciaran la construcción del actual templo no se tiene
conocimiento de la indignación de habitantes y feligreses por cuenta de un
desacuerdo al interior de la parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá.
El anuncio de la
Diósesis Sonsón Rionegro de hacer el traslado del cura párroco que se venía
desempeñando como pastor de la Iglesia de este sector occidental, no había
despertado tanto revuelo como el sucedido cuando se conoció al nuevo encargado.
El Pbro Javier López Rios llegó finalizando el mes de diciembre a la parroquia
con decisiones tomadas sobre la planta de personal y cambios en la estructura
administrativa; también lo hizo con el traslado del sitio de almacenamiento de
imágenes y mobiliario de propiedad de la parroquia, el cual en gran medida es
producto de donaciones y adecuaciones realizadas por voluntarios y aportes de nativos y veraneantes.
Tales cambios
posiblemente habrían sido discutidos y motivo de acuerdo, de no ser porque el
nuevo miembro de esta iglesia llegó sin ánimos de conciliar y desconociendo de
forma tajante la autoridad que le asiste a la comunidad para decidir sobre los
cambios o reformas en la parroquia. Una institución dentro de la iglesia como
es el Consejo parroquial no fue consultado ni convocado para
presentar al nuevo párroco, todas las decisiones fueron impuestas sin
consideración a la tradición de ayuda e identidad con la parroquia y que
caracteriza a la comunidad de la Vereda el Tablazo.
Mucho menos fue
bien recibida la cantidad de acompañantes con que el nuevo párroco ha de
permanecer en su estadía en la parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá: un
conductor, un contador, un mayordomo, tres personas de servicio (entre ellas
dos religiosas), un sacerdote, un acompañante y un sacristán.
Talvés fue esta la razón para que la comunidad rodeara a los dos
únicos empleados con que se ha mantenido durante mucho tiempo atrás la
parroquia, y que hoy se pretenden reemplazar por una nómina que va
en contravía de la capacidad financiera de la iglesia y de una
política de austeridad que le haría honor a los postulados del clero.
Los hechos
motivaron la reacción de los habitantes y comunidad de la vereda El Tablazo en
la cual a través de la Junta de Acción Comunal y el Consejo Parroquial se
adelantaron gestiones que por la vía del diálogo pretendían no solo reversar la
decisión del nombramiento, sino la permanencia de la secretaria actual y el
mayordomo que a su vez presta servicios varios como sacristán.
El pasado 19 de
enero Mons. Fidel León Cadavid escuchó una comisión nombrada para tal fin en la
cual ampliamente se le dio a conocer los hechos antes descritos, y de los
cuales esperan pronta solución. Enfatizaron los representantes de la
comunidad en la exigencia de nombrar otro cura párroco para la Iglesia a fin de
retornar a las condiciones anteriores que permitan seguir prestando asistencia
a la iglesia como hasta la fecha se ha dado.
Hoy la comunidad
de la vereda está atenta a la solicitud realizada al Obispo de la diósesis. A través
de este comunicado El Consejo parroquial y la Junta de Acción Comunal
informaron sobre los hechos a los habitantes, visitantes y feligreses de la
parroquia: De click sobre la imágen para verla ampliada.